Flora Intestinal - ¿cómo mantenerla fuerte y saludable?
Conceição Trucom*
El organismo humano es bueno para enfrentarse a las dolencias, pero necesita de los mecanismos de defensa en su línea de frente. Las 3 principales líneas de defensa son: el sistema inmunológico, el hígado y las colonias de bacterias benéficas que habitan nuestro intestino.
Examinando la función de las fibras alimentarias – cada vez más escasas en la alimentación occidental – parece que desempeñan por lo menos dos funciones importantes:
1) alimentan las colonias de bacterias benéficas que viven en el intestino grueso,
2) hay indicios de que una dieta rica en fibras puede ayudar a evitar el cáncer de intestino y otras dolencias.
Frente a una infección de garganta, la indicación médica suele ser un antibiótico. Tal medicamento mata las bacterias que causan la dolencia, pero también mata las bacterias benéficas que viven en el intestino grueso. Sin embargo, tales bacterias desempeñan un papel muy importante en el mantenimiento de la salud. Matarlas es lo mismo que debilitar nuestras defensas: sea contra un microorganismo, un veneno o una célula mutante.
Una buena manera de garantizar la existencia de estas bacterias benéficas en cantidad y calidad es por la vía del consumo de probióticos – alimentos que contienen culturas de esas bacterias. Pero esta es una forma de interferir rápidamente en la reconstrucción de una flora. ¿Cómo sería la forma correcta de mantener una flora saludable?
Bacterias Benéficas x Bacterias Nocivas
Hay cerca de 100 millones de bacterias en el intestino, lo cual significa poco más de un kilo del peso corporal de un adulto. Prácticamente todas las bacterias que habitan nuestro intestino se encuentran en el colon, la parte más larga del intestino grueso.
Colectivamente, estas bacterias son denominadas flora intestinal o microbiota. Cada bacteria es una única célula – un ser vivo diminuto – y existen centenas de especies diferentes.
Sin embargo, tan solo cerca de cuarenta especies son responsables por la mayoría de las bacterias intestinales y, en su mayor parte, son muy benéficas. Las principales familias son conocidas como Lactobacillus y Bifidobacterium.
Existen las bacterias perjudiciales porque causan dolencias, algunas de ellas letales. Cabe a cada uno de nosotros mantener nuestra flora intestinal sana y feliz, siempre en mayor número que las bacterias nocivas.
Antes del nacimiento, el colon del feto no contiene bacteria alguna. Cuando el bebé nace de parto normal, recibe su primera flora intestinal de la madre – herencia de las bacterias benéficas que habitan el canal vaginal. Las pesquisas han demostrado que los bebés que nacen por cesárea tienen muchas menos bacterias benéficas y muchas más bacterias perjudiciales.
El contacto íntimo con la madre es importante. La lactancia materna también ayuda: cuando son alimentados al pecho, los bebés pueden absorber las bacterias benéficas por medio del contacto de la boca con el pezón, y la leche materna es perfecta para alimentar la flora intestinal. Tú probablemente traes dentro de ti los descendientes directos de las bacterias de tu madre.
Las bacterias de la familia Bifidobacterium componen hasta un 90% de la flora intestinal de un bebé amamantado al pecho. Un estudio publicado por el Allergy Research Centre, de Estocolmo, en 2001, acompañó a recién nacidos hasta los dos años de edad y descubrió que los que tenían una flora bacteriana más numerosa presentaban menos posibilidades de desarrollar alergias.
En una situación ideal, las buenas bacterias están adaptadas a su medio intestinal. Por eso, normalmente prosperan y hacen inviable la proliferación de bacterias nocivas. En cambio, siempre estamos en contacto con bacterias potencialmente dañinas, bien por la vía de los alimentos, cuando ponemos algo en la boca, por besos, etc. Así, las bacterias benéficas han de estar siempre en gran número, bien alimentadas: en estado de alerta.
Nuestra parte es simple: les proporcionamos un medio ideal para vivir. Y lo mejor es que las alimentamos tan solo de residuos, o sea, subproductos de nuestra alimentación.
Las bacterias benéficas sobreviven alimentándose, o sea, fermentando las fibras alimentarias provenientes de los alimentos de origen vegetal. Este es uno de los motivos por los cuales debemos consumir diariamente frutas y hortalizas. El organismo no digiere las fibras, que pasan directamente al colon, donde las bacterias las esperan hambrientas.
Hay dos tipos de fibras: las solubles, que absorben agua, y las insolubles, que no la absorben. Nueces, semillas, guisantes, habas y lentejas proporcionan gran cantidad de fibras solubles. Las fibras insolubles se encuentran, por ejemplo, en el arroz, zanahoria y pepino.
Un hecho: Las fibras solubles fermentan más fácilmente que las insolubles. El principal papel de las fibras insolubles es ocupar espacios, facilitar absorciones y crear condiciones ideales de liberación de nutrientes de vuelta al organismo.
La fermentación de las fibras produce sustancias benéficas. Las bacterias de la familia Lactobacillus producen ácido láctico, que reduce significativamente la población de bacterias perjudiciales. Pueden también producir las vitaminas K y B12, que son asimiladas a través de las paredes del colon. La fermentación que se produce dentro del colon nos ayuda a absorber sales minerales y algunos productos de la fermentación que pueden ayudar a combatir el cáncer.
Efectivamente, cerca del 10% de nuestra energía proviene del procesamiento de las fibras dentro del intestino.
Las buenas bacterias desempeñan otros diversos papeles importantes. Por ejemplo, entrenan nuestro sistema inmunológico cuando aún somos bebés, consumen también algunos gases producidos por las bacterias perjudiciales, reduciendo la cantidad que tenemos que expeler.
Cuando la Flora Intestinal está debilitada
La mayor parte del tiempo, las bacterias benéficas prosperan y controlan la situación en el colon. Pero cuando estamos enfermos, muy cansados o tomando antibióticos, la flora intestinal sufre muchas bajas.
Cuando la flora intestinal se encuentra en descenso, las bacterias perjudiciales pueden proliferar, transformándose en una fuerza dominante y, obviamente, las bacterias benéficas, en minoría y debilitadas, ya no consiguen desempeñar su importante función de defensa.
Cuando la cantidad de fibras que fermentan en el intestino es poca, las heces pueden retener líquidos en demasía, reblandecerse y desencadenar pérdidas minerales importantes. Con una flora intestinal insuficiente, el funcionamiento del intestino también será irregular, pudiendo suceder que te sientas letárgico y observes que estás expeliendo más gases que lo normal.
Bien, ahora que ya te has convencido de que es preciso mantener felices y saludables a las bacterias benéficas, estarás pensando: “Pero ¿cómo haré eso?”
Ingerir más fibra, es la respuesta – mantener una alimentación rica en fibras es un modo de garantizar la manutención de una flora intestinal saludable.
Los efectos positivos sobre la flora intestinal dependen del consumo regular de:
- Alimentos ricos en fibras solubles, también conocidos como prebióticos, de preferencia por la mañana y otras 2 veces a lo largo del día.
- Determinados grupos de la población pueden ser más vulnerables a disfunciones gástricas, como los ancianos, niños pequeños y personas que viajan mucho. En estos casos podrían beneficiarse del consumo de alimentos enriquecidos con probióticos.
Em português: Flora Intestinal - como mantê-la forte e saudável?
Traducción de Teresa - O endereço de e-mail address está sendo protegido de spambots. Você precisa ativar o JavaScript enabled para vê-lo.
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* Conceição Trucom (Instagram: @conceicaotrucom) é química, pesquisadora, palestrante e escritora sobre temas voltados para alimentação natural, bem-estar e qualidade de vida. Possui 10 livros publicados, entre eles O Poder de Cura do Limão (Editora Planeta), com meio milhão de cópias vendidas, Mente e Cérebro Poderosos (Pensamento-Cultrix) e Alimentação Desintoxicante (Editora Planeta).
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